Obesidad, tabaquismo, diabetes, colesterol dan lugar al riesgo cardiovascular

El riesgo cardiovascular se incrementa por tabaquismo, obesidad, diabetes, colesterol-dislipemia. establece la probabilidad de sufrir en un determinado periodo de tiempo, generalmente 5 o 10 años, un episodio cardiovascular (cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular y arteriopatía periférica, si bien los sistemas más recientes, como el SCORE (Systematic Coronary Risk Evaluation), también incluyen la insuficiencia cardiaca y las enfermedades de la aorta). Requiere un abordaje global, que incluya recomendaciones sobre el estilo de vida, desde este aspecto, cobra gran relevancia el consejo nutricional y el patrón alimentario de elección, aquí es dónde nos centraremos. Cuando hablamos de prevención del riesgo, estamos en prevención primaria. La prevención secundaria es aquella que se lleva a cabo en personas que ya están afectas por la enfermedad cardiovascular, esto es, que han sufrido un infarto de miocardio, un ictus, etc. Aquí existen más lagunas respecto a como proceder en las pautas alimentarias, pues se deben considerar también los efectos de los medicamentos pautados. Dieta mediterránea La dieta mediterránea consiste en pescado, grasas monoinsaturadas del aceite de oliva, frutas, verduras, granos enteros, legumbres / frutos secos, y el consumo moderado de alcohol. No está claro si la dieta mediterránea reduce el riesgo cardiovascular de sus componentes individuales o de forma agregada. Reducir la ingesta de grasas saturadas muestra un valor preventivo respecto al RCV de forma desigual en los estudios. No se llega a clarificar cual es el tipo de AGPI (ácido graso poliinsaturado) de elección, aunque cierta cantidad de n-3 muestra un valor preventivo, con efectos antiinflamatorio o antiagregativo. Pero si que ha mostrado un efecto beneficioso global en la protección ante el riesgo cardiovascular. Más complejo resulta el cuidado posterior en prevención secundaria, cuando ya a acontecido la ECV (enfermedad cardiovascular). El hecho de esta aparente contradicción en el aporte de lípidos puede estar relacionado con el propio sustrato de nutrientes que aporte la dieta. Contexto de los lípidos y riesgo Entonces podemos pensar que según el contexto en el que se hallen esos ácidos grasos saturados/insaturados se prestará una forma de asimilación/absorción/transformación que podría virar, en el proceso de elongación-desaturación de los ácidos grasos poliinsaturados, por ejemplo, hacia formas de prostaglandinas de series pro-inflamatorias, (en el caso de que la dieta tuviese déficits nutricionales- Mg, Zn, vitaminas grupo B- ) que permitieran llegar al paso de ácido graso de las series antiinflamatorias, o que incluso un exceso de saturados inhibiera la absorción de insaturados. La dieta mediterránea equilibrada parece aportar un buen sustrato para formar prostaglandinas con efecto antiinflamatorio cuando sumamos el efecto de su perfil lipídico con el resto de macro y micronutrientes que aporta. La composición lipídica de la dieta es importante para comprender el efecto sobre los lípidos que componen la pared celular y que a su vez generan una calidad de membrana celular, que favorece o ralentiza los intercambios de nutrientes endo-exo celulares, con lo que esto implica a nivel de la nutrición de la propia célula y a su vez en los precursores de inflamación u oxidación. Así, un aporte lipídico parecido, según el contexto de los otros nutrientes que permiten una adecuada metabolización, podría comportarse de una forma o casi la contraria. Por poner un ejemplo, no es lo mismo un huevo frito en aceite de oliva, que en girasol o mantequilla. Y su guarnición en verduras, con un tipo de pan artesano u otro industrial más graso. La dieta mediterránea es todo un contexto de alimentos, y bien modulada es un arma excelente para prevenir el RCV. No se puede comparar su sinergia a la que genera la mezcla de nutrientes en una dieta anglosajona. Diferentes estudios, como PREDIMED, LYON, estudio de los 7 países, han centrado su atención sobre el patrón alimentario y los sustratos que ofrece la dieta mediterránea. Al parecer, se les critica diferentes errores metodológicos, y se establecen nuevas formas de presentar los estudios prospectivos. Pero estos meta-análisis a su vez no cumplen los estándares de calidad y adolecen en ocasiones de datos estadísticos. Esperamos la corrección de esos errores metodológicos, no obstante la variedad y adecuación de los diferentes alimentos que componen nuestra dieta mediterránea ofrecen muchas posibilidades de distribución de nutrientes, lo que la hace muy adaptable y sencilla de seguir, por ser variada y fácil de preparar.

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